Te hiero mucho.

 El control se te escapa de las manos, y aquí estás, mirando sin más, eres un mero espectador que nada puede hacer, no puedes modificar el guión, esta superproducción ya se está proyectando en las grandes salas de la traición y cuando te has querido dar cuenta tus palomitas estaban envenenadas. Ahí residen las crueles intenciones, en actuar sin ser vistos, y atacar a sus víctimas cuando menos se lo esperan. Y cuando no has llegado a tiempo solo tienes un par de opciones: o terminar la película mientras te envenenas comiendo sus palomitas, o salirte de la sala, vomitar lo comido, y crear una nueva película que lleve a esta a la quiebra. Trata de morir o de matar. Si la guerra empieza o tiras florecitas al aire, o atacas. Ah, yo soy más de la segunda clase, pero ante todo con elegancia si me lo permiten.



Fuera ectoplasta, esfúmate.

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