Viajeros al tren.

¿Sabes esa desesperación que te recorre el cuerpo cuando ves el tren situado en el andén pero comienza a pitar porque van a cerrarse las puertas y echas a correr con todas tus fuerzas? Pues algo parecido nos ocurre con el amor, estamos en la estación sentados mirando con tranquilidad nuestro tren, a esa persona, sabemos que está ahí, lo vemos, está parado, como esperándonos, y entonces sin previo aviso y en un despiste procede a arrancar. Y entonces reaccionas. Sales detrás de él sin mirar atrás con la esperanza de subirte a tiempo, de retenerlo. Porque somos así de arriesgados, y en los asuntos del corazón lo somos mucho más porque entra en juego nuestro orgullo, ese maldito complemento con el que venimos de fábrica y que cada vez se nos descontrola más y más hasta que no podemos dominarlo. Pensamos que no se irá, que nos esperará a que nos terminemos de fumar el cigarro, de comprar el refresco o el souvenir de última hora, tenemos tanta seguridad en que somos tan imprescindibles en su vida que entonces casi sin darnos cuenta miramos y lo vemos arrancar, y ya no podemos hacer nada. Desesperación. Estaba ahí, hacía unos segundos estaba justo ahí enfrente parado, como en una eterna espera. Y claro que siempre pasan más trenes, ¿pero y si es el último y tenemos que esperar hasta el día siguiente? ¿y si tenemos que esperar años hasta que vuelva a aparecer alguien por quién realmente merezca la pena salir corriendo con todas tus energías? Algún día aprenderemos a valorar las cosas mientras están, a actuar en el momento preciso. Aprenderemos a subirnos a tiempo, tomar un buen asiento y disfrutar del paisaje. Aprenderemos a valorar. Aprenderemos a base de pérdidas, pérdidas que a veces pueden llegar a ser gananciales para el futuro. 

Comentarios

  1. Me ha encantado. Ojalá no tuviésemos que perder para ganar, pero es irremediable. ¿Llega el momento en que no hay más trenes? Quién sabe. Besos.

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    1. Siempre llegan, aunque sea el último de ese día. Y para los que no pueden esperar siempre nos quedará tirar de nuestras propias piernas. Un beso :)

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  2. Y yo que siento que el verdadero enemigo del amor no es el orgullo, sino más bien la inseguridad, EL MIEDO..

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    1. Oh, también, también. Creo que deberíamos hacer una recopilación del amor y sus enemigos, íbamos a tener material para rato.

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  3. A veces es necesario que sea así. No creo que sea el último tren, aunque ahora lo veas todo negro..

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