Paraísos artificiales.

Quiero hacerte lo que la tarde hace con el sol. Tatuarte el cuerpo a base de mordiscos. Arriba o abajo es secundario si es tu cuerpo el que confronta con el mío. Y es que mi nombre queda mucho mejor si es tu boca seductora la que lo pronuncia. Decirte no y gritarte sí con la mirada. Acelerar, frenar y volver a acelerar, cambios de ritmo que hacen que me excite más, y tú conmigo, siempre conmigo. Atacar tus puntos débiles usando mi lengua a modo de arma letal. Que las paredes fueron creadas para empotrar cuerpos, y no armarios. Susurrarte detalladamente todo lo que voy a hacerte. Y ver como se dibuja esa sonrisa juguetona en tu cara, y tus ojos se llenan de destellos. Y me miras fijamente, esa mirada que devora. Porque las noches silenciosas como esta son mejores si ponemos una banda sonora con la combinación de nuestros orgasmos. Y es que amor, el único defecto que te encuentro es cuando estás a más un metro de mí. 

La lujuria se destapa con los flashes disparando.